El loro Drácula (Psittrichas columbianus) es una especie endémica de la región amazónica de América del Sur. Debe su sobrenombre a su extraño e intrigante comportamiento alimenticio.
Y es que una de las características que más llama la atención de esta criatura, son sus filosos y largos colmillos curvados. Sí, un ave con colmillos, algo que no es muy frecuente. Estos sobresalen, incluso con el pico cerrado, otorgándole la apariencia de un terrible depredador.
A diferencia de lo que muchos pueden creer a simple vista, el loro Drácula no usa sus colmillos para chupar sangre o algo por el estilo, de hecho, los emplea para atravesar las duras cáscaras de nueces y otros frutos secos, su alimento principal.
Otra característica que lo hace amenazador, es su vuelo. Planea en completo silencio entre los árboles, como un murciélago, para pasar desapercibido de depredadores. Esta conducta sigilosa y sus preferencias por la noche contribuyen a su halo de misterio y le han valido descripciones de ave “paranormal”.
Pero quizás, el comportamiento más extraño del loro Drácula sea su hábito de formar grandes bandadas, muy inusual entre psitaciformes. La mayoría de loros viven en parejas o pequeños grupos familiares. Pero este loro converge en enormes parvadas de hasta 200 o 300 individuos.
Al caer la noche, estas multitudes de loros Drácula sobrevuelan la selva en busca de árboles frutales. Esta conducta gregaria distintiva, vista en pocas aves, realza su rareza. ¿Por qué se agrupan en bandadas tan grandes? Es otro misterio por resolver.
Todas estas intrigantes características -su llamativo plumaje, colmillos amenazadores, hábitos nocturnos y bandadas numerosas- han envuelto al ‘loro Drácula’ en un aura de misterio sin igual en el mundo de las aves. Pero hay otra razón principal que lo hace tan enigmático para la ciencia.
Y es que pese a no ser una especie nueva -se tiene conocimiento de ella desde finales del siglo XIX-, nunca ha podido ser estudiado de cerca ni fotografiado vivo. Solo se han recuperado algunos especímenes muertos. Su farragoso hábitat selvático y comportamiento esquivo hacen extremadamente difícil su avistamiento.
¿UNA NUEVA ESPECIE?
Durante décadas, la comunidad científica dudó incluso de su existencia real, considerándolo una leyenda o una especie ya extinta. No fue sino hasta finales de los años 90’ que algunas expediciones consiguieron finalmente capturar imágenes suyas.
Sin embargo, los escasos avistamientos y muestras obtenidas han impedido una clasificación taxonomy definitiva.
Sea o no una nueva especie, los científicos coinciden en que el enigmático “oro Drácula necesita medidas urgentes de conservación. Y es que su belleza exótica y rareza lo han convertido en un codiciado trofeo de caza para coleccionistas sin escrúpulos.
Su lento ritmo reproductivo y su limitada distribución geográfica lo hacen especialmente vulnerable. Si la caza furtiva desenfrenada continúa, es posible que el desaparezca incluso antes de que la ciencia logre develar todos sus secretos.