#UnDíaComoHoy en 1952, nació Christopher D’Olier Reeve, actor y activista estadounidense, famoso mundialmente al interpretar a Superman.
Christopher Reeve debutó como actor de teatro en Broadway, trabajando en varias obras que lo satisfacían como actor, pero no mucho económicamente, por lo que llegó a pensar en dejar la actuación. Sin embargo, cuando se enteró de que buscaban un actor para interpretar a Superman, decidió presentarse al casting.
El director de la cinta quería un actor desconocido en la gran pantalla, vio a Chris y de inmediato le dio el papel de Clark Kent/Superman gracias a su físico de 1.93 metros de estatura y su asombroso parecido al héroe del cómic. La película Superman (1978) fue un éxito total en taquilla, por lo que se rodaron otras tres secuelas con Christopher Reeve: Superman II (1980), Superman III (1983) y Superman IV (1987).
Chris, al hacerse famoso interpretando a Superman, apoyó las Olimpiadas Especiales, trabajó por el medio ambiente, hacía trabajo social y visitaba niños y personas con enfermedades terminales cuyo último deseo era verlo en persona. Y desde 1982 ya contribuía con los pioneros de la “Fundación Americana de Parálisis”, sin imaginarse que 13 años después él tendría la misma condición de quienes defendía.
El 27 de mayo de 1995, durante un concurso de equitación con salto de obstáculos en Virginia, al intentar superar un obstáculo cayó de cabeza de su caballo, lo que le provocó la fractura de dos vértebras cervicales y le seccionó la médula espinal. Desde entonces permaneció en una silla de ruedas, con respiración asistida.
En 1998, Reeve publicó su autobiografía titulada “Still Me” (Sigo siendo yo). En este libro él escribió que poco tiempo después del accidente le sugirió a su esposa Dana: “Tal vez deberías dejarme y tal vez yo debería suicidarme”, a lo que ella respondió: “Te apoyaré en todo lo que quieras hacer, porque es tu vida y tu decisión. Pero quiero que sepas que estaré contigo para siempre, toda la vida, hasta el final. Sigues siendo tú y te amo”. Chris dijo: “Esas fueron las palabras que salvaron mi vida”.
El actor nunca más pensó en suicidarse y sus conferencias fueron un ejemplo de su lucha contra la adversidad. Creó la Christopher Reeve Foundation, que luego pasaría a llamarse Christopher and Dana Reeve Foundation, organización caritativa dedicada al cultivo de células madre y a la ayuda a las personas que han quedado parapléjicas o tetrapléjicas como él.
El deterioro de su organismo se fue agravando con el tiempo. Tras recibir antibiótico para el tratamiento de una infección, sufrió un ataque cardíaco que lo llevó a un coma sostenido, falleciendo horas después, el 10 de octubre de 2004 a los 52 años de edad. Su esposa Dana Reeve le sobrevivió dos años más, ya que se le diagnosticó cáncer de pulmón sin haber sido fumadora. Luchó contra su mal hasta el 6 de marzo de 2006, fecha en la que falleció a los 44 años de edad.
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