¿Las ciudades tienen una cabeza, un corazón o un ombligo? Los arqueólogos que trabajan en la localidad cornuallesa de Penzance lo tienen claro. Durante las obras de sustitución de una tubería de gas en la calle Greenmarket, emergió de forma inesperada una pieza de granito en forma de cruz oculta bajo el asfalto. Aunque a simple vista pudiese parecer un bloque pétreo sin mayor relevancia, pronto quedó claro que se trataba de un marcador histórico. De hecho, la misteriosa cruz indicaba el punto exacto desde el cual se midió el antiguo límite del burgo de Penzance. El hallazgo, por tanto, ha permitido redescubrir el “ombligo” físico de la ciudad.
La cruz en su contexto histórico
Para comprender la relevancia del hallazgo, es necesario retroceder hasta 1614, cuando una Carta Real otorgada por el rey Jacobo I definió los límites del nuevo burgo de Penzance. Esos límites se trazaron mediante un círculo de media milla (unos 800 m), cuyo centro se fijó en la antigua Market Cross de Greenmarket. Ese punto central, además de ser un referente administrativo, también adquirió un valor simbólico, pues articulaba la relación entre el poder civil y el territorio del burgo.
Décadas después, en 1687, se colocaron cuatro piedras señaléticas que marcaban en el terreno los extremos de ese radio circular. La existencia de estas piedras demuestra hasta qué punto el centro era fundamental para la definición espacial de la ciudad.
Cuando, a finales de la década de 1820, se ampliaron las calles de Greenmarket, la antigua cruz del mercado se trasladó. Para conservar la referencia física al punto original, se colocó una pieza de granito (el marcador ahora descubierto) a ras de la calzada. Aquel gesto permitió preservar la memoria urbana del centro histórico, si bien, con el tiempo, la cruz quedó enterrada bajo nuevas capas de asfalto.
¿Por qué se trata del «ombligo» de la ciudad?
El valor simbólico del marcador se debe a que representaba el punto exacto desde el cual se estructuraba el espacio cívico. A partir de él, se establecían los límites de la geografía urbana, se organizaban ceremonias públicas y se ejercía el poder municipal. Desde este punto partía la tradicional procesión conocida como Beating of the Bounds, por ejemplo, en la que el alcalde y los vecinos recorrían el perímetro del burgo golpeando las piedras limítrofes para reafirmar territorialmente la autoridad local. Por ello, el marcador funcionaba como el epicentro material del municipio, el lugar desde el cual se medía y se comprendía la ciudad. La metáfora del “ombligo”, por tanto, alude a un punto generador, a un núcleo del que dependía el orden espacial y simbólico de la comunidad.
La intervención arqueológica: del descubrimiento al registro
El redescubrimiento de la cruz fue fortuito. Cuando la maquinaria levantó parte del asfalto, salieron a la luz algunos fragmentos de granito que despertaron la atención de los historiadores y los especialistas en patrimonio. Fue esta curiosidad lo que permitió iniciar una inspección arqueológica en un área que no estaba prevista como zona de exploración patrimonial.
Una vez descubierta la pieza, se procedió a medirla, fotografiarla y documentarla. El registro minucioso de su forma, dimensiones y orientación permitió confirmar que correspondía al marcador del centro histórico. Tras el proceso de documentación, el marcador se ha recubierto de nuevo para garantizar su conservación hasta que se determine la mejor forma de integrarlo en el espacio urbano. Por otro lado, se ha incorporado una marca en la superficie de la calzada que sirva de punto de referencia para localizarlo con precisión en el futuro.
Uno de los próximos retos será decidir cómo mostrarlo al público. Dado que la pieza se encuentra en plena calzada, los expertos deberán valorar si es preferible mantenerla cubierta para evitar daños o no. También será necesario estudiar su estado de conservación y evaluar si su exposición podría dañar la cruz.
Un descubrimiento casual que cambia la mirada sobre el centro histórico
El hallazgo permite comprender cómo se diseñaban los municipios en la Inglaterra moderna y cómo se articulaba el poder local mediante símbolos físicos. La cruz respondía a una lógica urbana según la cual el centro debía estar claramente marcado, con intención tanto administrativa como simbólica.
El caso también ilustra la fragilidad del patrimonio que permanece oculto bajo el pavimento contemporáneo. Muchos testimonios del pasado sobreviven únicamente porque nadie ha alterado su ubicación. Por ello, cuando aparecen, requieren de actuaciones rápidas que permitan documentarlos antes de que vuelvan a quedar enterrados.
Este nuevo descubrimiento, además de ser una invitación a repensar cómo se construyeron los espacios urbanos en la época moderna, podría tener consecuencias patrimoniales relevantes. Poner de nuevo en valor este punto central es también una forma de reconstruir la historia topográfica de la ciudad y de otorgar protagonismo a aquellos elementos que, aunque modestos, jugaron un papel crucial en la configuración social y política del territorio.
Un centro redescubierto
La reaparición del marcador de granito en Greenmarket permite recuperar un elemento esencial de la historia urbana de Penzance. La pieza simboliza un modo de entender el espacio, la autoridad y la comunidad. En el pasado, el centro de la urbe no era una abstracción, sino un punto real perfectamente identificable que estructuró la vida cívica durante siglos. Este descubrimiento nos recuerda que, bajo nuestros pies, aún permanecen los cimientos simbólicos de las ciudades. Redescubrirlos es, también, redescubrir la identidad urbana que los generó.
