El mundo del espectáculo lamenta profundamente la partida de Héctor Alterio, uno de los actores más respetados del cine y el teatro en lengua hispana. Alterio falleció a los 96 años, poco después de haber presentado la obra teatral Una pequeña historia, en la que repasaba aspectos significativos de su propia vida, en un diálogo constante entre su carrera artística y su recorrido personal. La noticia fue confirmada por el productor teatral Jesús Cimarro, quien trabajó con él en numerosos proyectos, a través de un mensaje en redes sociales donde destacó la grandeza humana y profesional del actor.

Alterio, cuyo nombre completo era Héctor Benjamín Alterio Bacaicoa, nació en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1929, en una familia de inmigrantes originarios de Nápoles, Italia. Su carrera comenzó en Argentina con fuerza y solidez, y con el paso del tiempo se consolidó como una figura que trascendió fronteras. Fue intérprete de personajes memorables tanto en cine como en teatro y televisión, siempre con un estilo sobrio y potente que lo convirtió en referencia para varias generaciones de actores.
Su trayectoria cinematográfica fue extensa y diversa, participando en películas que hoy forman parte del canon del cine argentino e internacional. Entre sus trabajos más recordados se encuentran La Patagonia rebelde, La historia oficial, Caballos salvajes, La tregua, El hijo de la novia y El nido, por nombrar solo algunos. Muchas de estas producciones fueron aclamadas por la crítica y varias recibieron nominaciones o premios en importantes festivales internacionales.
La política y la historia también marcaron su vida. En 1974, tras recibir amenazas por su activismo y su posición crítica ante la violencia política en Argentina, Alterio se exilió en España. Allí continuó su carrera con éxito, sumando roles en películas destacadas como Cría cuervos de Carlos Saura y A un dios desconocido de Jaime Chávarri, por la cual obtuvo el premio al mejor actor en el Festival de San Sebastián. Su trabajo en Europa también incluyó filmes emblemáticos como El crimen de Cuenca y El nido, esta última nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera.
Con el tiempo, Alterio se transformó en un puente entre las cinematografías de España y Argentina, participando en producciones que unieron talentos de ambos países. Su participación en títulos como Camila y La historia oficial lo ubicó en el centro de momentos clave del cine argentino, especialmente cuando La historia oficial recibió el Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1985, un hito para la industria nacional.
Además de su labor en cine, Alterio tuvo una presencia constante en el teatro. A lo largo de su carrera artística, trabajó con directores influyentes, actuó en obras que desafiaron formatos y estilos, y se mantuvo activo sobre las tablas incluso en sus últimos años de vida. Su obra más reciente, en la que abordaba recuerdos y experiencias propias, fue celebrada por la crítica y el público, que valoraron su honestidad y sensibilidad al interpretar roles cercanos a su historia personal.
La familia de Alterio también estuvo vinculada al mundo artístico. Era padre de los actores Ernesto y Malena Alterio, quienes continuaron el legado artístico en cine y teatro con sus propias carreras destacadas.
La partida de Héctor Alterio deja un vacío profundo en el ámbito cultural. Su voz, su presencia escénica y su compromiso con un arte que indaga en la condición humana serán recordados por colegas, espectadores y generaciones enteras que crecieron con sus interpretaciones. El actor se va con una obra vasta, rica en matices, y con el respeto y el cariño de todo un sector creativo que lo consideraba un maestro e inspiración.