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Los habitantes del puerto de Acapulco viven con los estragos emocionales y físicos provocados por la devastación de los huracanes Otis y John, las secuelas físicas y emocionales se hacen visibles, en especial cuando cuentan que han perdido dos veces sus casas por el impacto de los fenómenos meteorológicos.

“No nos había pasado tan feo como con Otis y ahora con John; no se duerme de estar pendiente de correr”, dijo Feliciano Díaz, habitante de Acapulco.

La misma casa destruida dos veces

Feliciano Díaz, trabajador de la construcción, vio su casa destruida dos veces en menos de un año. Los esfuerzos por reconstruirla le generaron un problema en el pie, y ahora no sabe si podrá volver a trabajar como antes.

“Me duele mucho el pie, ya no puedo; yo soy albañil, pero mi pie no me ayuda”, contó con preocupación.

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En su colonia, Lomas Verdes, las casas fueron arrasadas por los vientos de ambos huracanes. Todos los vecinos conocen a alguien que lo perdió todo.

“Mi hermana vive aquí en la esquina y se le volaron todas las láminas; apenas estaba arreglando su casa (por el impacto de Otis) cuando llegó lo de John”, relató Francisca Cano, también habitante de Acapulco.

Temor constante ante nuevos huracanes

Ahora, cuando llueve o perciben vientos fuertes, sienten temor y algunos experimentan pánico.

“Estamos con el temor de que vaya a venir otro huracán y ya no la contamos; sí está muy feo”, afirmó Francisca Cano.

Por su parte, Martha Villanueva, otra residente, señaló:

Nada más empieza a correr aire y nos espantamos, sí nos espantamos por eso.

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Impacto en la salud mental

El estudio sobre las consecuencias psicológicas de los desastres es algo reciente. Sin embargo, las investigaciones disponibles señalan que estos fenómenos están directamente relacionados con la salud mental de las personas afectadas.

La pobreza, la mala infraestructura y la falta de conciencia sobre salud mental son factores que hacen a las comunidades más propensas a padecer estragos a largo plazo.

“Nadie nos ha ofrecido eso; nada más vienen a censar por las casas, pero en psicólogos y eso, nadie nos ha ofrecido esa ayuda”, afirmó Francisca Cano.

Es lo que ocurre en Acapulco, donde los habitantes de las colonias afectadas no han recibido ningún tipo de apoyo emocional por parte de las autoridades o instituciones de salud.

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